Haciendo lo que nos apasiona
La vida antes de ver la luz
Noviembre del 2013. Con el verano cada vez más cerca, me encaminaba por ese entonces a terminar el 4to año de mi carrera universitaria. Eran las 10am, por lo que me dirigía como cualquier otro día a la universidad. No tenía nada especial… hasta el momento en el que decidí cambiar de bus y en lugar de ir a clases preferí ir a la biblioteca. Hasta ese entonces no lo sabía, pero ese sería mi último día como estudiante de Ingeniería Civil.
La Ingeniería Civil es una muy cotizada carrera en el Perú. La cursaba en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), una de las mejores universidades de ese rubro del país. Estaba en una posición en la que de seguro muchas otras personas deseaban estar, de haber cogido una plaza en el examen de admisión.
Para mí sin embargo, era un peso cada vez más insoportable y una fuente de ansiedad continúa. ¿La razón? Que no me veía ejerciendolo profesionalmente 😔. Verás, no hay nada más bello que dedicarte a lo que te apasione. A algo que te llene. Que te impulse.
Parte del problema es como están estructuradas las carreras en mi país (y en varios otros lugares de la región). Los 2 primeros años se dedican casi en su mayoría a cursos generales como física, química y matemáticas. Por ello, no me sirvieron de mucho realmente para saber si es que había escogido la carrera correcta, esto es, debido a que los cursos propios de la carrera se llevan aún más adelante. Me decía a mí mismo: “Muy pronto conseguiré que haga clic”.
Sin embargo, a medida que fueron pasando los semestres, yo seguía sin poder identificarme. Algo que me hiciera pasar mis noches investigando sobre ello, o me motivara a realizar los trabajos de campo.
Llegado a este punto quiero dejar algo en claro: Sin importar las excusas que mencione, soy consciente que el culpable de mi destino soy yo al 100%.
Verás, luego de esos primeros 2 años había algo en el fondo que me decía que ello no era lo mío. Sin embargo, mis dudas interiores y mi orgullo personal no me permitieron aceptarlo. Si hubiera analizado lo que hacía fuera de horarios de clases, lo hubiera tenido más claro:
- Durante los espacios entre clases, me la pasaba ideando y fantaseando con ideas de negocio con uno de mis mejores amigos de ese entonces. Todo ello era totalmente ajeno a la Ingeniería Civil. De hecho, casi siempre eran aplicaciones tecnológicas.
- En mis ratos libres, me sumergía en internet leyendo sobre blogs de tecnología y buscando información sobre los temas que me interesaban.
- Para generar ingresos, creaba páginas websites estáticos de la mano de WordPress y logos para los clientes que tenía, además de dictar clases particulares de matemáticas.
Por el otro tenía miedo de enfrentar la decisión de dejar mi carrera:
- ¿Qué pensarían mis padres? No vengo de una familia adinerada. Por lo que dejar una carrera en un punto avanzado para empezar de cero, suponía un golpe también para ellos.
- ¿Qué diría de mí el abandonar? ¿Me convertiría un fracasado?
Tras abandonar físicamente las clases, tenía que deambular en algún lado para matar el tiempo, por lo que me interné en la biblioteca meditando sobre lo que haría. Esas largas sesiones me hicieron entender y aceptar que, a quien más le debe de importar lo que haga es a mí mismo. Claro, me interesa lo que piensen mis amigos y mi familia sobre mí, pero si yo no valoro y pongo peso primero de lo que yo mismo creo, pues no estaría manejando realmente mi vida del modo que deseo.
Tomé valor y decidí dejarlo oficialmente.
Afrontando el cambio
Tal como esperaba, tuve muchas opiniones encontradas al respecto. Muchos me decía cosas como ¿Por qué vas a dejarlo a este punto? ¿Por qué no lo terminas, te falta apenas año/año y medio? o incluso “Luego te vas a arrepentir de esta decisión”. Así como también tuve los mensajes de aliento “Costará pero al final, has lo que te guste”, “si no te sientes cómodo, no temas al cambio”, “dale, yo te apoyo”. Llegado a ese punto ya había tomado realmente mi decisión, pero aún así me dio gusto que varias personas me apoyaran, principalmente mi familia.
Me di cuenta que lo mío es realmente la Ingeniería de Software, por lo que opté por ingresar a otra universidad en la cual la enseñen. Además, siempre he querido emprender y apostar por mis propios proyectos. Sin embargo, toda mi vida he estado limitado por el dinero, el cual siempre me faltaba. Por tanto, no podía lanzar una web/app sin ser capaz de pagarle a alguien que pueda desarrollarla. Me puse como objetivo el convertirme en esa persona.
No voy a decirte que todo fue fácil. Tuve que empezar desde cero, literalmente. De hecho, incluso tuve que volver a postular para ingresar a la universidad, esta vez a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) 🎓. Esto debido a que no podía convalidar mis estudios en la UNI dado que ya había superado los 4 semestres cursados (regla muy tonta, si me lo preguntas). Razón por la cual tuve volver a tomar los cursos generales.
Todo valió la pena a medida que empezaba a cursar los cursos de la carrera. Era una sensación distinta. De pronto me encontraba investigando ciertos temas y otra cosas iban haciendo “clic”. También hubieron cosas que no fueron de mi agrado. Muchos cursos me parecieron innecesarios o incluso una pérdida de tiempo. En muchos otros la calidad de lo que aprendíamos dejaba mucho que desear. Pero bueno, imagino que fue el precio a pagar por estar en una institución pública.
Por otro lado, tuve la suerte también de formar un gran grupo de amigos, con los cuales nos apoyamos durante toda la carrera y formamos un bloque sólido. De hecho, aún hoy -más de 3 años después de habernos graduado- seguimos conversando a diario y planeamos vacaciones en conjunto. Ese tipo de amistad que duran para toda la vida.
Disfrutando el viaje
Empecé a ejercer desde mis últimos años en la universidad y lo he hecho en diferentes puestos, empezando desde abajo. He pasado de pequeñas consultoras, a fábricas de software más grandes, y hoy en día estoy en una compañía multinacional. Si bien mis condiciones en general han mejorado a medida que crecía profesionalmente, puedo decir que aprendí mucho en cada una de las experiencias que tuve.
En mi primer empleo relacionado con mi carrera ni siquiera programé. Fui un gestor de proyectos que se encargaba de las interacciones entre los clientes y el equipo de desarrollo. Sin embargo, me fue de mucha utilidad al momento de comprender cómo el equipo abordaba los requisitos y la problemática que se presentaban. También me ayudó a poder desarrollar mis habilidades blandas. Por último, la interacción directa con clientes fue muy útil pues tienes que aprender a comunicar en un lenguaje no técnico para poder traducir lo que el equipo de desarrollo intentaba transmitir.
En cada uno de los trabajos y proyectos que he tenido he logrado aprender muchas cosas y conocer a gente similar a mí en muchos sentidos. Esto último es genial. El sentimiento de dar con gente con la cual puedes identificarte y te entiende en ciertos aspectos, es fabuloso.
Durante los últimos años he logrado destacar y escalar profesionalmente. Hoy en día estoy a puertas de mudarme al exterior y experimentar una nueva cultura. Algo que tenía como objetivo algún tiempo atrás. 💪
Tengo aún muchas metas por cumplir y tareas pendientes tales como hacer funcionar mis proyectos propios, y la construcción de una mayor audiencia que me permita compartir con más gente. Se irán dando poco a poco. Lo importante es que siento que cada vez mejoro tanto personal como profesionalmente. De eso se trata. De la constante evolución y experimentación.
Reflexiones
Llegado a este punto quiero dejarte unas reflexiones que rescato de mi propia experiencia.
- Nunca es tarde para volver a empezar. Ya sea que tengas 20, 30, 40, 50+ años. Tenemos las habilidades para reinventarnos muchas veces y levantarnos sin importar cuántas veces nos caigamos. No será fácil, pero ¿qué es un reto sin dificultad? 😉
- El dinero es muy importante en la vida 💶, pero más aún es la satisfacción que sientas por lo que haces. Tengo la fortuna de dedicarme a un rubro muy bien cotizado ahora mismo lo cual me ha brindado una estabilidad económica muy lejana hace tan solo unos años. Pero si no fuera así, tampoco sería un limitante pues si tienes la determinación suficiente podrás hacerlo funcionar, sea la industria que sea.
- Dice el dicho: “elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”. Si bien es medio cursi, sí me veo frecuentemente dedicándole tiempo a descubrir solución a errores fuera de mi horario laboral. Esto no es porque me lo pidan, todo lo contrario, pero me nace a mí mismo. La curiosidad de poder dar con una solución es gratificante. Como un juego para mí.
Por último, te dejo una de las citas con las que más me identifico. Dice así:
A menudo encontramos nuestro destino en el camino que tomamos para evitarlo.
- Jean de la Fontaine
Cierre
Espero que este post hay sido de tu agrado. Quise compartir contigo sobre puntos que se mencionan por todos lados, pero contada desde mi experiencia personal. En caso no lo hayas hecho aún, deseo que puedas dar con lo que realmente te apasione y logres todo lo que te propongas. Al final, recuerda que la vida es ahora y está para vivirla 😉